Lo que comenzó como un simple trámite migratorio terminó en una confusa y angustiante desaparición. Luis León, un chileno de 82 años que llevaba más de 30 años viviendo en Estados Unidos como asilado político, fue detenido el 20 de junio cuando acudió a renovar su green card en Filadelfia.
En lugar de recibir ayuda, fue esposado por funcionarios del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) y, desde entonces, su familia no supo más de él.
Durante semanas, sus cercanos buscaron respuestas en cárceles, hospitales y bases de datos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), sin obtener información.
Recién el pasado 18 de julio, un familiar en Chile fue notificado de su paradero: León había sido trasladado a un centro de detención en Minnesota y posteriormente deportado a Guatemala, donde fue ingresado a un hospital. Aún no se confirma si su deportación fue un error o si responde a nuevas políticas migratorias.
Luis León residía en Allentown, Pensilvania, y estaba jubilado tras trabajar en una fábrica de cuero. Llegó a Estados Unidos como asilado político luego de haber sido torturado durante la dictadura en Chile.