Las condiciones en que se atiende a los pacientes, el uso real de la infraestructura y la gestión interna fueron parte de los puntos observados por la Contraloría General de la República, tras detectar múltiples irregularidades en los hospitales Carlos Van Buren y Gustavo Fricke, ambos en la Región de Valparaíso. Las fiscalizaciones se realizaron en mayo y forman parte de un despliegue nacional del organismo fiscalizador en diversos recintos públicos de salud.
En el caso del Hospital Carlos Van Buren, se evidenció que pacientes que debían estar en salas habilitadas permanecían en pasillos y sectores comunes. Además, el área de elaboración de alimentos fue calificada como deficiente y riesgosa, debido al avanzado deterioro de sus instalaciones, fallas estructurales y prácticas que no garantizan la correcta higiene, lo que podría afectar directamente la seguridad de los pacientes y del personal.
Otro de los puntos críticos fue el retraso en la entrada en funcionamiento de la nueva Central de Alimentación, obra adjudicada en 2023 por más de $862 millones, que debería haber sido entregada en un plazo de 90 días, pero que a la fecha sigue inconclusa. Por ello, la Contraloría ordenó la instrucción de un sumario administrativo para establecer responsabilidades por la demora. A esto se suman observaciones por falencias en el control de asistencia del personal médico, lo que derivará en procesos disciplinarios contra eventuales responsables.
Por su parte, en el Hospital Gustavo Fricke se detectó que pabellones quirúrgicos están siendo utilizados como bodegas y que equipos médicos permanecen en áreas de circulación sin condiciones adecuadas de almacenamiento. Frente a estas situaciones, la Contraloría instruyó adoptar medidas correctivas y utilizar los hallazgos como antecedente para futuras auditorías, con el objetivo de regularizar el funcionamiento de ambos establecimientos.