Durante los últimos tres años, decenas de rosales históricos han sido retirados progresivamente de bandejones y áreas verdes del centro de Puerto Varas, en la Región de Los Lagos. En su lugar, se han instalado gravilla y arbustos, como parte de nuevas exigencias de paisajismo impulsadas desde el municipio y ejecutadas por empresas constructoras. La medida ha generado una creciente controversia ciudadana, con denuncias que apuntan a un deterioro del paisaje urbano, del patrimonio cultural y de la identidad que por más de ocho décadas definió a la comuna como la Ciudad de las Rosas.
Un símbolo que floreció con la historia de Puerto Varas
La rosa es protagonista del legado material e inmaterial de Puerto Varas desde mediados del siglo XIX, cuando los colonos del lago Llanquihue introdujeron semillas, saberes agrícolas y prácticas de jardinería que dieron forma al paisaje urbano, destaca en un reportaje el Diario Puerto Varas.
Los rosales centenarios se transformaron en un espejo donde generaciones de puertovarinos proyectaron valores como la estabilidad, belleza, tradición y cuidado comunitario, consolidándose como uno de los principales sellos identitarios y turísticos de la ciudad.
“Puerto Varas ha ido empeorando”: la voz de quienes cuidaron las rosas
“Siento mucha tristeza. Puerto Varas, en vez de mejorar, ha ido empeorando por cómo están los rosales hoy en día”, declaró Silvia Hott, maestra jardinera de 95 años y una de las fundadoras del Club de Jardines de Puerto Varas, creado en 1974.
Durante más de medio siglo, las socias del club se organizaron para mantener plazas, costaneras y cerros como el Phillipi, reproduciendo y cuidando rosales mediante técnicas tradicionales de poda, aireación y drenaje.
“De todas las flores con las que trabajé, la que más me gustó fue la rosa, porque es una flor muy delicada”, recordó Hott, enfatizando que los rosales locales no eran especies comunes, sino variedades adaptadas al territorio.
Gravilla versus áreas verdes: impacto climático y urbano
El académico de la Universidad Austral de Chile, Carlos Lequesne, doctor en Biología de Organismos y Sistemas, explicó que si bien las ciudades deben adaptarse al cambio climático, no todas las soluciones son equivalentes.
La gravilla acumula más calor que el pasto
“La gravilla almacena más calor y luego lo irradia, lo que no es beneficioso en un contexto de aumento de temperaturas”, advirtió Lequesne, agregando que el paisaje generado por las rosas no resulta disruptivo ni desde el punto de vista térmico ni estético.
El académico subrayó que los rosales no son altamente demandantes, requieren poda anual y ya están adaptados al suelo local, por lo que su eliminación no se justifica necesariamente por criterios de sostenibilidad.
Tradición, identidad y herencia familiar
Para Silvia Haase, nieta de Silvia Hott y actual socia del Club de Jardines, la desaparición de los rosales implica una pérdida profunda:
“Si no están las rosas, se pierde la identidad de Puerto Varas. Así de simple”, afirmó, advirtiendo además que el uso de mulch o virutas sobre raíces superficiales podría provocar la muerte de rosales antiguos durante el invierno.
Denuncias ciudadanas y “suicidio al patrimonio”
La abogada y vecina del centro, María Cecilia Rosas, ha ingresado reclamos formales al municipio desde 2022, denunciando que los prados han sido reemplazados por gravilla durante proyectos inmobiliarios recientes.
“La identidad local y el interés turístico descansan en gran parte en el aseo y ornato, reflejados en áreas verdes bien mantenidas”, sostuvo, cuestionando incluso cómo especies de fauna urbana, como la bandurria, podrían convivir con estos nuevos paisajes.
El debate llega al Concejo Municipal
El concejal Nicolás Yunge calificó los cambios como un “suicidio al patrimonio”, señalando que fue el propio municipio quien exigió a constructoras el reemplazo de bandejones tradicionales.
Por ello, solicitó la creación de una Comisión de Medio Ambiente y Paisajismo para conocer la política futura sobre áreas verdes. Desde el municipio, el director de Medio Ambiente, Alfredo Caro, explicó que el Plan Maestro de Paisajismo aún no ha sido presentado debido a la renuncia de las profesionales a cargo.
Crecimiento urbano versus respeto por la historia
Puerto Varas pasó de menos de 7 mil habitantes antes de los años 80 a más de 50 mil según el Censo 2024, lo que ha intensificado el debate entre renovación urbana y respeto por la tradición.
Para la socióloga Natalia Donoso, residente hace una década en la comuna:
“Adaptarse a Puerto Varas es parte del respeto por su identidad. La identidad es capital social y sentido de pertenencia”, afirmó.
La rosa como símbolo universal y local
Más allá de lo ornamental, la rosa simboliza amor, belleza, memoria y continuidad. En la tradición occidental y en la historia de Puerto Varas, su presencia representa un lenguaje silencioso de pertenencia, hoy tensionado por nuevas visiones de ciudad.