Una de las casas comerciales más queridas y emblemáticas del sur de Chile cerró definitivamente sus puertas. Electro Horn, fundada en 1946 por los hermanos Antonio y Florian Horn Klenner, anunció su cierre permanente el 30 de septiembre de 2025, luego de casi ocho décadas de historia y tres generaciones dedicadas al comercio local.
Una historia que nació del esfuerzo familiar
La historia de los Horn está entrelazada con la colonización alemana del lago Llanquihue. Franz Horn, primer descendiente chileno de la familia, dio origen a un linaje emprendedor que impulsó el desarrollo artesanal e industrial en Puerto Varas.
Los hermanos Antonio y Florian Horn Klenner comenzaron con una fábrica de puertas y ventanas en el sector alto de la ciudad —donde hoy se ubica el Colegio Inmaculada Concepción—, que incluso fabricaba ataúdes. Sin embargo, en plena década de 1940 decidieron innovar con un negocio pionero en el rubro electrónico: Electro Horn, una tienda que ofrecía productos de música, radio y tecnología a clientes desde Calbuco hasta Osorno.
Odilo Horn y la era dorada de la confianza
En 1968, tras la muerte de su padre, José Odilo Horn abandonó su formación religiosa en España para regresar a Chile y hacerse cargo de la empresa familiar. Su gestión, de acuerdo a El Llanquihue, marcó la época de mayor esplendor para Electro Horn, con la apertura de tres locales comerciales y una filosofía centrada en la confianza y la atención personalizada.
“Cada cliente era una persona, no un RUT”, recordó su hija María Lourdes Horn.
“Mi papá se la jugó por la gente de pocos recursos, por los trabajadores del campo, los jardineros y las nanas… y ellos fueron los más fieles”, añadió.
En tiempos en que no existían las tarjetas bancarias ni las multitiendas, Odilo Horn fue pionero en otorgar crédito directo a sus clientes, confiando en su palabra. Esa cercanía convirtió a la tienda en un punto de encuentro comunitario y en sinónimo de honestidad, empatía y servicio humano.
Su lema, “Un mundo para servir”, reflejaba la esencia de su atención y su permanente compromiso con la comunidad, apoyando actividades sociales, religiosas, escolares y de Bomberos.
Innovación y legado en el corazón de Puerto Varas
En 1974, Odilo contrajo matrimonio con Adriana Bonnault Cárdenas, quien se integró activamente al negocio. Desde 1978 asumió la tesorería y lideró la modernización de la empresa, incorporando uno de los primeros sistemas computacionales en Puerto Varas, además de introducir equipos de sonido de disco compacto directamente importados.
Con los años, Electro Horn resistió la llegada de las grandes cadenas comerciales sin perder su sello: trato directo, flexibilidad en los pagos y cercanía con el cliente. Esa fórmula permitió que la tienda sobreviviera casi ocho décadas en un entorno cada vez más digitalizado.
El cierre de un símbolo del comercio local
El pasado 30 de septiembre, las dueñas de la tercera generación Horn decidieron cerrar definitivamente el histórico local, marcando el fin de una era para la comunidad puertovarina.
La historia de Electro Horn no solo representa el éxito de una familia emprendedora, sino también una forma de hacer comercio basada en la confianza, el respeto y el servicio humano, valores que hoy permanecen en la memoria colectiva de Puerto Varas.