Para quienes llegan a Puerto Montt, la imagen de una singular roca con la forma de un perro es una vista familiar. Apodada por los locales como "Snoopy" o "Rocky", esta "piedra-perro" ha sido un punto de referencia y un querido símbolo de la capital de la Región de Los Lagos. Sin embargo, lo que muchos desconocen es la historia detrás de este peculiar monumento y cómo llegó a convertirse en parte de la identidad de la ciudad.
Todo comenzó en una tarde de noviembre, hace más de 40 años, cuando Héctor Reyes, un hombre de 73 años, decidió tomar un pincel y dar vida a esta roca. Según relató al medio "Me gusta Puerto Montt" y consignado por "El Repuertero", el impulso de pintarla surgió espontáneamente: “porque estaba el día bonito”, recordó Héctor, quien decidió hacerlo en honor a su querido Copito, un fox terrier que había sido su compañero durante años.
La inspiración de Héctor nació cuando, mientras realizaba trabajos para la Municipalidad de Puerto Montt, se dio cuenta de que la roca, ubicada en la carretera que conecta con Puerto Varas, se asemejaba a la cara de un perro cuando se la observaba desde cierta distancia. Esto lo motivó a inmortalizar la figura de Copito en ella.
“Cuando uno viajaba de Puerto Montt a Puerto Varas se veía una piedra no más. Pero cuando uno venía de Puerto Varas para acá, a lo lejos se distinguía la cara de un perro”, explicó Héctor, quien en ese entonces trabajaba en su camión bajo la gestión del alcalde Jorge Brahm Yuraszeck, entre 1980 y 1985.
Una creación espontánea y bien recibida
El momento en que la piedra fue pintada por primera vez también quedó grabado en la memoria de Benito Oyarzo, jefe de Aseo y Ornato de la Municipalidad en ese tiempo. “Reyes dijo, mira, esta cuestión parece un perro, voy a pintarlo. Yo le dije, píntalo poh. Y lo pintó poh”, recordó entre risas, afirmando que tras terminar el trabajo le comentó: “te quedó el descueve el perro”.
El legado de Copito
Copito no solo fue una mascota querida por la familia Reyes, sino también por los cargadores del puerto de Puerto Montt, que lo apodaron "Colo-Colo" debido a su presencia constante en las calles. Teresa, la esposa de Héctor, recordó con cariño cómo Copito protegía a sus tres hijas y acompañaba a su esposo en sus tareas diarias. "Toda la vida cuidó a mis tres hijas... Héctor le decía, cuídame a las chicas, y el perro se quedaba ahí", relató Teresa.
#PuertoMontt no sólo tiene a los enamorados, también tenemos al famoso perro roca que da la bienvenida a nuestra ciudad desde tiempos remotos. 🐶 #SanValentin pic.twitter.com/tAjhAVC3cP
— Alejandro Bernales 🇨🇱 (@abernales) February 14, 2023
El futuro de la piedra-perro
A pesar de su significado personal, Héctor nunca volvió a pintar la piedra en honor a Copito. Con los años, la roca fue intervenida por otros, e incluso llegó a ser repintada brevemente a fines de los años 90 por Paulina, una de las hijas de Reyes, quien junto a su familia la restauró en conmemoración del Día del Niño. Sin embargo, esta intervención fue temporal, y desde entonces la piedra ha permanecido como un testimonio de aquella primera pintura y de la leal amistad entre Héctor y su perro.
Hoy, la "piedra-perro" sigue siendo un emblema único de Puerto Montt, recibiendo diariamente a quienes transitan por la ciudad. Aunque su apariencia puede generar curiosidad y sonrisas entre quienes pasan, pocos saben que detrás de esa simpática figura se esconde una conmovedora historia de amor y lealtad.
Así, como un guardián silencioso a la entrada de la ciudad, la "piedra-Snoopy" permanece, inmortalizando el legado de un perro y su dueño, y recordando a los puertomontinos la importancia de la memoria y el cariño hacia sus seres más queridos.