La firma chilena Karün, un símbolo del ecosistema de startups y conocida por la fabricación de anteojos sustentables a partir de materiales reciclados de la Patagonia, atraviesa una complicada situación financiera. Su fundador y CEO, Thomas Kimber, envió un correo a inversionistas donde explicó que, ante la falta de financiamiento, la empresa comenzaría un proceso de cierre.
En el correo, Kimber subrayó que la búsqueda de capital ha sido infructuosa, a pesar de que la firma había desarrollado un plan de optimización con un costo de US$3,5 millones, que permitiría llevar a Karün hacia la rentabilidad en el corto plazo. Sin embargo, la falta de confirmaciones por parte de los inversionistas mayoritarios ha llevado a considerar el cierre de la empresa.
En una declaración pública posterior, Kimber reconoció el difícil momento: "Estamos en un momento complicado para la compañía, buscando el capital necesario para darle continuidad a nuestro negocio". No obstante, el CEO manifestó que aún hay alternativas sobre la mesa y reafirmó el compromiso de la empresa con sus colaboradores, clientes y socios.
Kimber, de 34 años, resaltó que Karün, con más de 12 años de trayectoria, ha logrado integrar el impacto social y medioambiental con la competitividad comercial. "Es nuestra responsabilidad considerar todos los escenarios, incluyendo el no alcanzar el capital necesario", afirmó. A pesar de este sombrío panorama, el emprendedor sostuvo que informará a los involucrados sobre cualquier avance que pueda asegurar la supervivencia de la empresa.
El impacto del posible cierre de Karün se extiende más allá de su negocio, ya que la empresa se ha convertido en un referente dentro del ecosistema de emprendimiento en Chile y Latinoamérica. "Karün no debe morir", expresó Kimber en un último llamado a los inversionistas, instando a mantener vivo el proyecto que ha sido un símbolo de innovación y sostenibilidad.