Durante gran parte del siglo XX, el viaje en tren entre Santiago y Puerto Montt fue un símbolo de conectividad y desarrollo. Esta ruta, parte del Longitudinal Sur, no solo transportaba pasajeros y carga, sino que también unía cultural y económicamente al centro y sur de Chile. Sin embargo, su historia, llena de hitos y decisiones polémicas, terminó con la desaparición definitiva del servicio en la década de 1990.
Origen y construcción del tramo ferroviario Santiago–Puerto Montt
El impulso clave detrás de esta conexión fue la Red Longitudinal Sur, un eje ferroviario que unía Santiago con Valparaíso y finalmente Puerto Montt, con una extensión aproximada de 1.067 a 1.080 km.
Los primeros trazados surgieron en 1855, promovidos por la Sociedad del Ferrocarril del Sur, con visión de unir la capital del país con Talca y más adelante conectar con Chillán, Temuco, Osorno y Puerto Montt
La línea se completó en etapas: llegó a Temuco en 1891, a Valdivia y Osorno en 1899, y finalmente conectó con Puerto Montt en 1913, momento en que el tren comenzó a recorrer Chile de norte a sur.
La llegada del tren a Puerto Montt
La Estación Puerto Montt fue inaugurada en 1912 como terminal del último tramo del Longitudinal Sur. Su recinto, ubicado en la costanera de la ciudad a solo dos cuadras de la Plaza de Armas, comenzó a recibir pasajeros el 28 de julio de 1912.

En 1934, tras la apertura del puerto, la línea se extendió hasta el recinto portuario, reforzando su papel en el transporte de carga. Durante décadas, el tren fue el medio más rápido y seguro para conectar la capital de la Región de Los Lagos con Santiago.
Reconstrucción tras el terremoto de 1960
El terremoto del 22 de mayo de 1960 dañó gravemente la estación y el tramo hacia el puerto. La instalación fue demolida y reemplazada por una estructura provisoria. Aunque se evaluó trasladar la estación al sector de La Paloma, finalmente se reconstruyó en su sitio original, inaugurando el nuevo edificio en agosto de 1970.
El “Rápido del Sur” y la época dorada
Uno de los servicios más recordados fue el “Flecha Nocturna”, rebautizado como “Rápido del Sur”, que salía desde Santiago a las 18:30 y llegaba a Puerto Montt cerca del mediodía siguiente. El viaje incluía coches dormitorio, salón, comedor y distintas clases, convirtiéndose en un recorrido emblemático para turistas, comerciantes y familias sureñas.
Declive y cierre del servicio
A fines de los 80, la Empresa de los Ferrocarriles del Estado (EFE) retomó la idea de trasladar la estación a La Paloma para vender los terrenos y generar ingresos en un contexto de crisis. En 1990 se suspendió temporalmente el servicio regular de pasajeros y, aunque se reanudó, en junio de 1995 un temporal provocó un socavón en el sector Pelluco, precipitando el cierre definitivo del tramo hasta Puerto Montt.
Durante un breve periodo, EFE reemplazó el tren con buses hasta Puerto Varas y mantuvo operaciones de carga, pero en 1997 se anunció el fin del ferrocarril en toda la Región de Los Lagos.
Venta, demolición y construcción del mall
En 1996, el Ministerio de Transportes autorizó el traslado de la estación y el levantamiento de la vía. Ese mismo año, los terrenos comenzaron a venderse por lotes: la Sociedad Inmobiliaria Falabella adquirió el sector donde se ubicaba el edificio principal, y la familia Mosa compró otro tramo para construir un supermercado.
En diciembre de 2001 se inauguró la primera etapa del Mall Paseo Costanera y, hacia 2005, la antigua estación fue demolida para permitir la ampliación del centro comercial, borrando físicamente uno de los íconos ferroviarios más importantes del sur de Chile.
Legado y memoria
Aunque el tren dejó de llegar a Puerto Montt en 1995, su historia sigue viva en la memoria de miles de viajeros que lo utilizaron. En 2025, se marcó un nuevo hito, el esperado retorno del servicio ferroviario, aunque con un tramo de acercamiento entre Llanquihue y Puerto Montt. Según el ministro de Transportes, Juan Carlos Muñoz, marca el inicio de un plan para ampliar frecuencias, integrar el servicio con buses y, a futuro, extender la red hacia Osorno. Un regreso que, más allá de su valor práctico, reaviva el orgullo ferroviario del sur de Chile.