La defensa pública que el Papa Francisco hizo del obispo Juan Barros, acusado de encubrir los abusos sexuales del influyente sacerdote Fernando Karadima, desató una tormenta en Chile y a nivel internacional. Lo que comenzó como una firme postura papal, terminó en una histórica renuncia colectiva del episcopado chileno y un pedido de perdón del pontífice. Este episodio marcó un antes y un después en la relación entre la Iglesia y la sociedad chilena.
La polémica designación de Juan Barros y su relación con Karadima
En 2015, el Vaticano nombró a Juan Barros Madrid como obispo de Osorno, decisión que generó rechazo por su cercanía con Fernando Karadima, sacerdote condenado por abusos sexuales a menores. Diversas víctimas acusaron a Barros de encubrir los delitos y de presenciarlos sin denunciarlos.
La Iglesia chilena se vio profundamente cuestionada por su silencio y falta de reacción ante estos antecedentes.
Papa Francisco defendió al obispo Barros en su visita a Chile
Durante su visita apostólica a Chile en enero de 2018, el Papa Francisco provocó polémica al declarar que las acusaciones contra Barros eran “calumnias” y que no existían pruebas suficientes. Estas afirmaciones causaron una fuerte reacción negativa de víctimas, laicos, parlamentarios y medios internacionales.
Uno de los principales denunciantes, Juan Carlos Cruz, expresó públicamente su decepción ante la postura del pontífice, acusándolo de no escuchar a las víctimas.
Giro del Vaticano: el Papa reconoce errores y ordena investigación
Frente a la presión mediática y el testimonio de los afectados, el Papa cambió de postura. En abril de 2018, Francisco admitió haber cometido graves errores y pidió perdón. Encargó una investigación al arzobispo Charles Scicluna, cuyo informe reveló una red de abusos sexuales y encubrimiento sistemático dentro del clero chileno.
Este informe fue determinante: en mayo de 2018, todos los obispos chilenos presentaron su renuncia, algo inédito en la historia de la Iglesia Católica. En junio de ese año, el Papa aceptó oficialmente la renuncia de Juan Barros como obispo de Osorno.
Impacto del escándalo en la Iglesia chilena
El caso Barros se convirtió en un símbolo del declive de la Iglesia Católica en Chile, país donde la institución ha perdido credibilidad y feligresía. Pese a las disculpas papales y los encuentros con víctimas, la crisis de confianza persiste hasta hoy.
La gestión inicial del Papa Francisco fue duramente criticada, aunque luego se valoró su capacidad de rectificar. Sin embargo, el daño reputacional fue profundo y sigue teniendo consecuencias para la Iglesia en América Latina.