En una emotiva edición de Sintonía con Energía, el adiestrador y emprendedor Jefferson Vivallo, abordó cómo las mascotas aportan a la salud mental de sus tutores, ayudando a disminuir estrés, ansiedad, soledad y a sobrellevar procesos de duelo. La conversación incluyó además la mirada espiritual de la terapeuta Cecilia Siri, quien afirmó que perros y gatos son guías y maestros que nos enseñan amor incondicional, paciencia y lealtad.
Las mascotas como aliadas de la salud mental
A lo largo de la entrevista, Jefferson Vivallo insistió en que hoy la salud mental es una necesidad transversal, y que muchas personas encuentran en sus mascotas un apoyo real y cotidiano.
El adiestrador explicó que los perros son capaces de detectar nuestro estado emocional a través del olfato:
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Cuando estamos estresados, cambia nuestra transpiración.
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Varian nuestras pulsaciones y composición del sudor.
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El perro huele esas partículas y sabe si es un buen momento para acercarse o no.
“No es que el perro adivine, el perro huele nuestra transpiración, nuestra sudoración, nuestras pulsaciones, y ahí decide: ‘con este hoy no me meto’”, explicó.
Además, recordó que está comprobado que la interacción con las mascotas disminuye el cortisol (hormona del estrés) y eleva la oxitocina, asociada al bienestar y al apego.
No se trata solo de “sentirse bien porque es mi perro”: hay estudios científicos que respaldan ese efecto calmante y regulador.
Ansiedad, hábitos y el rol de los perros en la rutina diaria
Vivallo confesó que sufre de ansiedad y que su mente suele ir “a mil por hora”. Sin embargo, reconoció que ha ido regulando ese estado a través de los hábitos que ha construido con sus perros:
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Mantener horarios de paseo.
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Privilegiar el paseo por el parque antes que incluso el desayuno.
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Entender que esa rutina beneficia tanto al perro como a la persona.
“Los perros te obligan a tener hábitos. Si puedes instaurar un hábito con tu mascota, puedes instaurar hábitos en otras áreas de tu vida”, comentó.
El simple hecho de caminar con el perro, ver cómo juega o acompañarlo mientras duerme, se convierte en una forma de volver a tierra, bajar la intensidad del día y despejar la mente.
Cuando las mascotas se convierten en maestros de vida
Uno de los momentos más potentes del espacio fue cuando Jefferson planteó la idea de que “los perros ya son nuestros maestros”, y desarrolló una verdadera lista de aprendizajes caninos que dejó al panel profundamente conmovido.
Entre las lecciones que mencionó, destacan:
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Correr a saludar siempre a un ser querido cuando llega a casa.
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No perder oportunidades para salir, compartir y disfrutar con la familia.
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Dormir y descansar cuando el cuerpo lo pide, estirarse, relajarse.
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Jugar, correr y saltar sin guardar energías “para después”.
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Evitar morder cuando un simple gruñido es suficiente: manejar mejor el conflicto.
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Disfrutar de las cosas simples, como una caminata o un momento de cariño.
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Ser auténticos y únicos, sin compararnos constantemente con otros.
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Persistir cuando algo parece enterrado o difícil de conseguir.
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Y, quizá lo más importante: si alguien está pasando un mal día, acercarse en silencio y hacerle sentir que no está solo.
Duelo y eutanasia: un acto doloroso, pero también de amor
La entrevista también tocó un tema especialmente sensible: el duelo por la pérdida de una mascota y la decisión de practicar la eutanasia.
Jefferson relató que recientemente debió acompañar a su perrita —pieza clave de su vida familiar y de su emprendimiento— en ese último momento, tras un proceso en que, junto al equipo veterinario, concluyeron que su calidad de vida ya no podía mejorar.
“El veterinario me dijo: ‘podemos seguir haciendo tratamientos, sedarla, dormirla… pero, ¿esa es la calidad de vida que ella quiere?’”, recordó.
Para profundizar en este punto, se integró a la conversación la terapeuta Cecilia Siri, desde Buenos Aires, quien entregó una mirada espiritual:
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Afirmó que los animales son seres espirituales más avanzados, que vibran en una frecuencia de amor.
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No sienten culpa ni reproche hacia sus tutores cuando se toma la decisión de dejarlos partir.
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Comprenden que se hace por un bien mayor, para evitar sufrimiento.
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El vínculo no se corta: pueden “volver” a nuestra vida de diferentes formas, incluso con comportamientos, colores o rasgos similares.
“Es una decisión muy dolorosa, pero en muchos casos es una de las mayores muestras de amor que podemos darles: permitirles descansar cuando su cuerpo ya no puede más”, sintetizó Siri.
Vínculo inquebrantable: del “perro del patio” al miembro de la familia
En otro tramo del programa, Jefferson y las conductoras recordaron cómo ha cambiado la relación con las mascotas:
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Antes, el perro era “el perro del patio”, independiente, casi invisible en la dinámica familiar.
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Hoy, perros y gatos son miembros de la familia: duermen en el dormitorio, viajan de vacaciones, acompañan al supermercado y son parte de los grandes momentos de la casa.
Este cambio cultural va de la mano con nuevas formas de cuidado:
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Mayor preocupación por una buena alimentación, vista como inversión y no gasto, porque ayuda a prevenir enfermedades y a extender la vida del animal.
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Aumento de empresas que permiten días pet-friendly, donde los trabajadores pueden llevar a sus mascotas, favoreciendo un ambiente laboral más distendido y cálido.
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Uso de tecnología (cámaras, apps, dispositivos) para monitorear a los animales cuando están solos, jugar a distancia o cuidar rutinas de alimentación.
“Todo es en base al vínculo”, insistió Vivallo. Sin vínculo, es muy difícil conseguir una convivencia equilibrada, un buen adiestramiento o ese apoyo emocional que tantos tutores describen.
Perros y gatos: las mascotas más elegidas (y por qué el vínculo importa)
Aunque reconoció que siempre hay un porcentaje de personas que optan por animales exóticos o acuarios, Jefferson reafirmó que perros y gatos siguen siendo las mascotas más elegidas porque:
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Son los que generan mayor cercanía afectiva.
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Permiten un vínculo diario: juego, caricias, paseos, rutinas.
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Se integran a la vida doméstica con una capacidad de adaptación notable.
Ese vínculo, agregó, es la base de todo:
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Para adiestrar, se necesita confianza y conexión.
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Para la salud mental, el efecto calmante y de compañía se construye desde la relación cotidiana.
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Para el bienestar de la mascota, el vínculo permite entender mejor sus necesidades y responder de manera más amorosa y responsable.
Las mascotas no solo acompañan, también cuidan, enseñan y sostienen nuestra salud emocional.
Desde el perro que percibe el estrés de su tutor y se mantiene prudente, hasta la gata que duerme sobre los pies de un niño y lo acompaña en la mañana; desde el juego diario que baja la ansiedad, hasta el difícil acto de decir adiós cuando la calidad de vida ya no es posible, perros y gatos se han convertido en maestros silenciosos de amor incondicional, paciencia y lealtad.
Como resumió Jefferson Vivallo, “los perros ya son nuestros maestros”; solo falta que, como sociedad, nos demos el tiempo de escuchar lo que nos están intentando enseñar cada día.