El próximo 23 de noviembre, Puerto Montt recibirá nuevamente el sonido del Reloj del Campanario Jesuita, una pieza histórica que ha marcado el tiempo de la ciudad desde su instalación en 1905. Fabricado en Francia alrededor de 1860 por el renombrado relojero Jean-Paul Garnier, el reloj pasó varios años en la iglesia San Ignacio de Santiago antes de ser donado a la comunidad jesuita de Puerto Montt, donde se convirtió en la hora oficial de la ciudad hasta 1935. Durante este período, fue calibrado con precisión mediante el sextante solar por el Hermano Jesuita Antonio Dreimuller, S.J.
Este reloj, de cama plana y escape de clavijas, posee un carillón de dos trenes y tres campanas que suenan de manera rítmica cada cuarto de hora. La instalación del reloj en el campanario fue un proyecto conjunto entre la comunidad jesuita y dos expertos locales: Teodoro Langenbach, constructor del campanario, y Gustavo Lafrenz, relojero puertomontino. Gracias a su visión y dedicación, el reloj fue posicionado en el segundo piso de la torre, desde donde su sonido y visibilidad alcanzaban todo el casco urbano de la época.
Para devolverle su esplendor, fue necesaria una restauración completa "a origen" que llevó aproximadamente seis años, bajo la supervisión de Ivan Brauning, un experto dedicado a la preservación de relojes históricos. Hoy, el reloj retorna a su misión de marcar el tiempo de la ciudad con sus campanas y su aspecto original, tal como fue diseñado hace más de 170 años.
El campanario, construido en 1890, y su emblemático reloj han sido reconocidos como Monumento Nacional desde 1997, y su reactivación simboliza el orgullo de Puerto Montt por su patrimonio. Con su retorno, el reloj jesuita no solo marca las horas, sino también el valor de la historia y la identidad cultural para la comunidad.