La reconocida arquitecta Andrea von Chrismar y su estudio AVON Arquitectos recibieron un inesperado homenaje internacional luego de que el prestigioso diario argentino La Nación destacara en una extensa nota la arquitectura de una casa diseñada y habitada por ella misma en el sur de Chile, a solo tres kilómetros del centro de Puerto Varas.
Lo que comenzó como un proyecto concebido para ser vendido a una joven pareja terminó por transformarse en el hogar de su propia creadora. ¿La razón? Un irresistible equilibrio entre luz, practicidad y calidez interior, sumado a un entorno rural enmarcado por vistas a los volcanes Osorno y Calbuco, y la cercanía con el casco histórico y gastronómico de la ciudad.
“El proyecto es parte de una serie de ‘casas-galpón’ que venía desarrollando en el Estudio. Son casas que se integran, a través de su fachada silenciosa, a las edificaciones locales; se vinculan con el paisaje mediante extensos ventanales, y tienen un mobiliario interior que rescata los oficios y las bondades de otros tiempos”, explicó von Chrismar a La Nación.
La fachada, pintada completamente de negro, busca pasar desapercibida y fundirse con el entorno. Pero es en su interior donde se revela un relato arquitectónico de profundo arraigo local: muebles de anticuario y productores de pueblos vecinos, pisos de madera reutilizada, cielos y muros de pino, y una salamandra cuya chimenea calienta también la planta alta.
“Gran parte del equipamiento de esta casa consta de muebles de anticuario o comprados a productores de pueblos aledaños. Tiendo a buscar buena calidad, huella artesanal y permanencia en el tiempo”, señaló la arquitecta, quien vive hace más de diez años en la zona.

Cada rincón de la vivienda parece contar una historia: un banco azul inspirado en la Casa de Frida Kahlo, una pintura de la artista frutillarina Mané Moraga, sillas vintage unificadas con pintura negra, y una mesa de mañío adquirida en el tradicional anticuario El Rincón del Coleccionista de Puerto Varas.
“Intenté construir una atmósfera interior sólida, con decisiones estructurales, materiales y espaciales que les diesen carácter a los ambientes antes de ser decorados. El objetivo es que la casa aguante cualquier ‘pilcha’”, dijo.
El artículo también resalta la forma en que la vivienda fue diseñada para adaptarse a las estaciones del sur chileno. Un corredor semicubierto fue concebido desde el inicio como un espacio para ser cerrado en el futuro con mamparas vidriadas, transformándose en una cálida galería de invierno.
Para Andrea von Chrismar, cada detalle importa. Incluso el jardín, que ha ido construyendo con sus propias manos a partir de especies nativas, es parte de una intención mayor: la de reforestar naturalmente el terreno.
La publicación en La Nación no solo resalta la belleza arquitectónica de esta vivienda, sino también su coherencia, respeto por los oficios y su integración con el entorno, posicionando a Puerto Varas como referente de arquitectura con identidad en el sur de Chile.