Ubicada a orillas del Lago Llanquihue, Puerto Varas deslumbra por su arquitectura heredada de los colonos alemanes y su postal icónica con el Volcán Osorno. Con cerca de 53.000 habitantes, de acuerdo al último Censo de Población de 2024, ha sido históricamente un polo turístico clave del sur de Chile.
Sin embargo, en la última década —y con mayor fuerza tras la pandemia— la comuna ha experimentado un crecimiento explosivo. El arribo masivo de nuevos residentes, principalmente santiaguinos que buscaban teletrabajar rodeados de naturaleza, tensionó el mercado inmobiliario y disparó los precios.
“Puerto Varas creció muchísimo y no teníamos las herramientas para canalizar esto de una forma que no afectara nuestra calidad de vida”, reconoció el alcalde Tomás Gárate, tras la reciente aprobación del nuevo Plan Regulador Comunal (PRC).
¿Qué significa la gentrificación para Puerto Varas?
La gentrificación, explican académicos de la Universidad de Chile, es un proceso en el que barrios tradicionales se transforman para satisfacer demandas de nuevos habitantes o turistas con mayor poder adquisitivo, desplazando a la población original y encareciendo la vida local.
Un estudio sobre turistificación en el centro urbano de Puerto Varas (U. de Chile, 2022) reveló que el aumento de alojamientos, cafés gourmet y tiendas enfocadas en visitantes ha alterado el tejido social y el sentido de pertenencia.
“La ciudad es pequeña, se observa una reacción negativa a la palabra ‘turismo’, pero la gente se da cuenta de que el turismo ha traído un cambio muy fuerte en las dinámicas sociales”, advierte el documento.
El nuevo Plan Regulador: ¿una solución o un arma de doble filo?
El nuevo PRC, aprobado por el Gobierno Regional de Los Lagos y visado en mayo pasado por Contraloría, cuadruplica la superficie urbana, pasando de 546 a 2.200 hectáreas. Esto permitirá regularizar zonas periurbanas, habilitar subdivisiones menores y aumentar la oferta de viviendas.
“Eso significa que se podrán desarrollar más soluciones habitacionales, con acceso a vías públicas, alcantarillado y agua potable, a cargo de los desarrolladores. Así serán parte de la ciudad en sus servicios”, explicó el alcalde Gárate.
Aunque la expectativa es que esto alivie la presión sobre los precios, algunos concejales plantean dudas. Antonio Horn (RN) alertó que la retasación de terrenos podría elevar el pago de contribuciones, afectando a familias que viven en lo que era suelo rural.
Por su parte, Tamara Rammsy (Ind.-PPD) enfatizó que el plan contempla áreas de uso mixto y baja densidad para mantener a Puerto Varas como una ciudad “compacta, caminable y respetuosa”, cita el diario El Llanquihue.
Entre oportunidades y riesgos: el debate ciudadano
Vecinos y dirigentes sociales temen que la expansión del límite urbano sea un nuevo incentivo para la especulación inmobiliaria, perpetuando el modelo que ha desplazado a residentes históricos. En el centro, cada vez es más difícil encontrar casas arrendables para familias locales, pues muchas se han convertido en hostales, Airbnb o restaurantes.
Además, el crecimiento hacia zonas cercanas al volcán Calbuco aumenta la exposición a riesgos naturales, algo ya advertido por estudios de la UC y BeGEO en 2023.
El concejal Juan Patricio Godoy (Ind-Evópoli) también mostró reparos:
“Me preocupa la carencia de infraestructura. Levantar un terreno en Puerto Varas es carísimo, tanto para viviendas sociales como para colegios o espacios deportivos”.
¿Se puede evitar la pérdida de identidad?
Puerto Varas enfrenta hoy el desafío de crecer sin renunciar a su historia. La comunidad y las autoridades deberán encontrar un equilibrio que permita mejorar el acceso a la vivienda sin entregar por completo el alma de la ciudad a intereses turísticos o inmobiliarios.
Expertos coinciden en que el nuevo PRC es un punto de partida, pero dependerá de su correcta implementación que Puerto Varas no termine siendo solo un escaparate para visitantes, perdiendo aquello que la hizo única: su vida local, su ritmo tranquilo y su identidad sureña.